Roberto Quintero
En esta columna que trata sobre emprendimiento, tendremos regularmente a un invitado, quien nos compartirá su testimonio y consejos, en esta ocasión recibimos con gran gusto la pluma de José Julián Peral:
«Plan Climático de Biden y sus implicaciones globales»
Ante un clima político cambiante en Estados Unidos y probablemente en algunas partes del mundo como México, el nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe R. Biden, retoma la seriedad que el tema amerita y posiciona al Cambio Climático como uno de los principales objetivos no solo de la política interna del país, sino de la Política Exterior.
Ha designado a John Kerry, como el Enviado Presidencial especial para el Cambio Climático, quien cuenta con amplia experiencia en temas de política exterior como el terrorismo extremista islámico, la Guerra en Siria, el restablecimiento de las relaciones con Cuba y Latinoamérica, y cuando fue Senador se había involucrado en temas relacionados con cambio climático. Ahora tiene como principal encomienda la reincorporación de Estados Unidos al Acuerdo de París (Acuerdo firmado en 2015 por 194 países cuyo objetivo es mantener el aumento de la temperatura global de este siglo muy por debajo de los 2°C, del que dicho país solicitó su salida en 2017). Situación que el nuevo mandatario anunció desde sus primeros días de actividades y que la Organización de las Naciones Unidas tomó con beneplácito, ya que sumarán esfuerzos y acciones para enfrentarse a la crisis climática.
La decisión anterior tiene retos importantes, ya que, según los expertos, requiere desde reevaluar la postura del ejército en el Ártico hasta asistir a los países en frágiles para abordar las consecuencias de los riesgos climáticos. Situaciones que podrían representar el mayor esfuerzo de todos entre los países involucrados al tratar de llegar a la meta acordada para el 2030 ya que Estados Unidos, es responsable de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que han calentado el planeta desde la era industrial, por lo que debe establecer objetivos específicos para reducir sus propias emisiones de aquí a 2030 y poner en marcha políticas internas para alcanzarlos.
Las organizaciones en defensa de la naturaleza han abogado por una reducción por lo menos del 50 por ciento de las emisiones respecto a los niveles de 2005, lo que implica un cambio de rumbo de la política interior y exterior del país.
En un discurso ante el Foro Económico Mundial, Estados Unidos describió la reunión de Glasgow, Escocia, donde se llevará a cabo La cumbre del clima (COP26 de la ONU) en noviembre 2021, como «la última oportunidad» para que el mundo se encamine a evitar los peores efectos del cambio climático.
A partir de este momento va a ser muy interesante ver cómo se acomodan las relaciones entre Estados Unidos con China (quien aspira alcanzar la neutralidad de emisiones de carbono para 2060) derivado de la tensión que existe por ser las potencias económicas y comerciales mundiales, ya que el Clima puede ser una de las pocas áreas de cooperación en una relación cada vez más tensa, ya que los dos países son los mayores emisores y las mayores economías del mundo y, sin medidas ambiciosas por parte de ambos, no hay forma de que el mundo pueda frenar el calentamiento del planeta.
Las acciones de estos países podrían también ayudar a los países vulnerables a adaptarse al cambio climático y animarlos a construir proyectos de energía limpia.
Las repercusiones de esta política en México, podrían presionar al Gobierno Federal para abrirse a la inversión estadounidense en proyectos de energía limpia (dicho sea de paso, la postura de México es cerrada en cuanto al fomento de este tipo de energías y se han limitado a «dejar operar» a las empresas que en administraciones pasadas invirtieron en nuestro país) . Lo que en teoría debería obligar al gobierno mexicano a cambiar su postura ante las políticas energéticas establecidas hasta ahora, como por ejemplo la producción de energía eléctrica a través de la quema de combustóleo (que, aunque se trate de eficientar y se apliquen las tecnologías de control de emisiones no resultará positivo para cumplir con los compromisos adquiridos en materia de cambio climático). El panorama en este sentido será de tensión en las relaciones entre México y Estados Unidos que ya de por sí se empiezan a complicar con los temas migratorios y de impartición de justicia.
En resumen, la postura de Estados Unidos respecto al Cambio Climático se ve alentadora y siembra un clima de esperanza para el mundo en sentido de facilitar y acelerar las decisiones y acciones que se deben imponer por lo menos en los países participantes del Acuerdo de París, para reducir el calentamiento global y por consecuencia, tener menos cambios climáticos e impactos en la naturaleza.
Mtro. José Alfredo Julián Peral