Marco Alejandro Ramírez Medina
Durante su estancia en la India en 1968, John Lennon, Paul McCartney y George Harrison, leyeron “El Señor de los anillos” un libro escrito por J.R.R Tolkien en 1954. Luego de la leer las épicas historias de los Hobbits, la mente de John Lennon debió visualizar paisajes sonoros psicodélicos; George Harrison, vería su oportunidad para poner en práctica los conocimientos adquiridos en el sitar, -instrumento que recién dominaba gracias a las enseñanzas del virtuoso maestro, Ravi Shankar- y Paul McCartney, con su inagotable creatividad y su agudo olfato empresarial iría aún más lejos, -en consonancia con los paisajes que los Beatles contemplaban a las faldas del Himalaya-, Paul propuso a sus compañeros llevar a la pantalla grande la Saga “El señor de los anillos”, interpretando ellos mismos los papeles protagónicos. La respuesta fue entusiasta y aplaudida por la banda. Solo era cuestión de dirigirle una carta al genial autor de la Tierra Media y expresarle su idea de adaptar el proyecto. Pero la historia no siempre es complaciente y algo arruinó un proyecto que pudo convertirse en el fenómeno literario y musical más fantástico del siglo pasado…
A miles de kilómetros de distancia el profesor J.R.R. Tolkien impartía clases de Literatura Clásica Medieval en la Universidad de Oxford, en Inglaterra. Su escritorio estaba lleno de libros de Teología, grandes volúmenes de Historia Europea y exámenes de sus alumnos. A un costado, había montañas de cartas que le llegaban a diario gracias al inesperado éxito de su Saga “El señor de los anillos”. A los ojos de muchos, Tolkien había dejado de ser un melancólico y gris profesor para convertirse en una celebridad literaria. Pero con todo y el éxito, él seguía considerándose un simple maestro al que no le afectaba la fama. Incluso, seguía frecuentándose en los pubs de Oxford con su amigo, el también escritor C.S. Lewis, un famoso apologista cristiano y medievalista, autor de “Las crónicas de Narnia”. (En alguno de los bares aún se exhiben manuscritos y fotografías de ambos escritores a manera de atracción turística).
Pero aquella tarde lluviosa, Tolkien estaba en su oficina particularmente cansado de calificar exámenes y leer las cartas de sus admiradores. Así que se dirigió a la ventana de su oficina y miró los edificios medievales de la Universidad, encendió su inseparable pipa a la que dio una suave calada, mientras escuchaba golpetear las gotas de la lluvia contra el vidrio comenzó a recordar sus años de juventud como soldado, cuando había participado en la Batalla de Somme en 1916. Se había enlistado al Ejército Británico y peleado al lado de los franceses, intentando romper las líneas enemigas de los alemanes. Fue el periodo más amargo de su vida. Aquella batalla constituyó la más sangrienta en la historia del Ejército Británico con casi 58 mil bajas, entre las que se habían perdido las vidas de sus amigos. Sin duda, una de las más largas y violentas batallas de la Primera Guerra Mundial…Todas esas experiencias, fueron la inspiración real para escribir sus obras. De repente, tres toquidos en la puerta, le hicieron dar un respingo que lo regresaron de lleno a la realidad. La secretaria se asomó anunciando una carta más que había llegado. Se distinguía de todas las demás porque estaba membretada con el logotipo de una manzana y la frase ‘All you need is love’!
El cuarteto de Liverpool se había caracterizado por la innovación y la búsqueda constante de nuevas ideas para distinguir su música. Por eso habían viajado a Rishikesh, en la India, para practicar la meditación trascendental y darle un giro más a la tuerca de las ideas, pero cuando Lennon descubrió al Maharishi, el supuesto líder espiritual, practicando actividades sexuales muy lejanas a la imagen que vendía de hombre puro, decidió abandonar el lugar de manera intempestiva. Y con el humor corrosivo característico de Lennon, cuando el Maharishi le preguntó:
-¿Por qué te vas?,
Lennon contestó, -¡Si eres tan cósmico ya deberías saberlo!
Lennon y McCartney se largaron de ahí tal como lo había hecho Ringo y su esposa a la semana de haber llegado. Por su parte, George Harrison, encontró un espacio de encuentro consigo mismo y decidió quedarse por tiempo indeterminado., dándole un nuevo rumbo a su vida interior.
El proyecto que pusieron en marcha el resto de los Beatles, fue precisamente, adaptar al cine la obra maestra de J.R.R Tolkien. En la que John Lennon interpretaría a Gollum; Paul Mc Cartney, sería Frodo; Gerorge Harrison, Gandalf y Ringo Starr, actuaría como el entrañable Sam.
Redactaron la citada carta dirigida a la Universidad de Oxford donde trabajaba el profesor Tolkien y le explicaron que el proyecto estaría a dirigido por Stanley Kubrick, quien ya había sido avisado del proyecto y había mostrado mucho interés. Se encontraba todavía con las cámaras calientes, pues acababa de dirigir 2001:A Space Odyssey. Todos estaban listos para embarcarse en un proyecto sin precedentes.
J.R.R. Tolkien respondió esa misma tarde la carta de Los Beatles con un dubitativo no.
La razón quizá haya sido que Tolkien no gustaba de la banda, pero existe una posibilidad igual de válida. Según cuenta el escritor Santiago Posteguillo en su libro “La noche que Frankenstein leyó el Quijote”, J.R.R. Tolkien tuvo una serie de problemas cuando en 1965, la editorial norteamericana Ace Books, quiso distribuir una publicación masiva de El señor de los anillos SIN pagar derechos de autor. Incluso este lío dio cabida a una tesis máster, recogida en los fondos bibliográficos de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill. En otras palabras, el profesor Tolkien no tenía los derechos de su propia obra o al menos no los tuvo durante cierto tiempo, pero con la sagacidad de un hobbit, decidió contestar todas las cartas de sus admiradores explicándoles la engorrosa situación en la que la editorial se aprovechaba del asunto, arguyendo abusivos vericuetos legales. Los seguidores de Tolkien, por su parte, decidieron reaccionar en cadena exponiendo a la editorial ante el descrédito popular. Al final, Tolkien y sus seguidores ganaron la batalla y la editorial pagó por los derechos de El señor de los anillos.
Lamentablemente, esta situación hizo que el autor se volviera un poco desconfiado de los acuerdos y contratos legales. Temía volver a perder los derechos de su obra maestra y por eso la respuesta a la carta de Los Beatles fue denegada.
Ante la negativa, Los Beatles dejaron pasar algo de tiempo y se embarcaron en el proyecto cinematográfico que derivó en su célebre filme de animación Yellow Submarine que se convertiría a la postre en un filme referente en la cinematografía de animación.
Los Beatles se separaron poco tiempo después, y la última oportunidad de llevar a cabo el proyecto se disolvió definitivamente cuando Tolkien murió en 1973. Sin embargo, la historia volvería a revelarnos algunas sorpresas más…
Como todos sabemos años después, en el año 2001 el director neozelandés Peter Jackson adaptó la trilogía El señor de los anillos al cine por las que obtuvo el récord de 17 premios Óscar, 10 premios BAFTA y 4 globos de oro. Peter Jackson logró adaptar la anhelada saga que los Beatles no pudieron hacer. Seguramente con más rigor y justicia de lo que habría hecho el cuarteto de Liverpool.
Peter Jackson siempre ha sido fanático de los Beatles, por no decir obsesivo, por eso cuando rodó el documental de guerra “They Shall Not Grow Old” de la BBC de Londres, aprovechando que se encontraba con los peces gordos de la BBC, se le ocurrió preguntar ¿qué había sido del material descartado en última película de los Beatles, Let it be?
La respuesta de los directivos fue que estaban pensando hacer un nuevo filme y que no tenían un director adjunto. Las palabras nerviosas de Peter Jackson fueron: “Si están buscando a alguien, por favor piensen en mí'».
Los empresarios aceptaron encantados pues el resultado del documental bélico había sido restaurado de una manera magistral, casi milagrosa. El proyecto se llamaría Get Back y mostraría el último concierto que ofrecerían los Beatles ante una audiencia inesperada. Jackson que no le teme a los filmes de larga duración se sumergió en cientos de cintas grabadas con audios y videos enlatados durante más de cincuenta años. El resultado fue el reciente documental llamado The Beatles, Get Back con casi 8 horas de duración, dividido en tres partes y distribuido por Disney +.
Los Beatles restantes, Paul McCartney y Ringo Starr se reunieron con Peter Jackson antes del estreno de Get Back y ahí la historia de El señor de los anillos, volvería a salir a flote. Peter Jackson le preguntó a McCartney por su versión de El señor de los anillos a lo que Paul respondió: ‘Bueno, me alegro de no haberla hecho, porque tú hiciste la tuya y me gustó tu película’. Sin embargo, 14 o 15 canciones se quedaron también enlatadas. Peter Jackson debió tragar saliva, sorprendido.
Es tan emocionante que ver a los Beatles con una calidad tan nítida que parece que fueron grabados ayer, dice Jackson. Y, nosotros, desde el futuro, tenemos la oportunidad de verlos en su extraordinario proceso creativo. “Los ves trabajar en versiones tempranas de algunas de las canciones más famosas del mundo. Te dan ganas de gritarles, de ayudarles, porque se ve que les cuesta tanto trabajo”.
Ahora Peter Jackson, The Beatles y Tolkien vuelven a encontrarse de algún modo. No sabemos si Peter Jackson aún tenga ánimos para rebuscar en el pasado musical de The Beatles, pues el documental que ha entregado ha sido un desbordante vistazo que nos muestra un final alternativo de los Fab Four.
Peter Jackson logró reconstruir dos mundos: uno basado en la literatura de Tolkien y otro, en el universo musical de The Beatles. Mostrándonos en ambas que donde no falta voluntad, siempre hay un camino.