Por: M.C. José de Jesús Cordero Guridi*
A pesar de la pandemia, que tanto ha golpeado a nivel global y a nuestro México en los últimos dos años, la industria automotriz se las ha arreglado para seguir dando pasos en el negocio tan necesario para nuestro país –aunque a veces de reversa- y necesario para la competitividad en ese rubro tan importante a nivel mundial.
Durante 2021, INEGI reportó un aumento de 6.8 por ciento en las ventas en México lo cual significó un alivio respecto al difícil 2020 para todas las marcas. Esto representó un poco más de 1 millón de unidades entre todos los fabricantes1. De esta cifra, los vehículos eléctricos e híbridos representaron la cantidad de treinta y nueve mil cien autos colocados en las calles2, observamos con esto, que estas nuevas tecnologías llegaron para quedarse e incluso representarán una cuota de mercado mundial de más del 50 por ciento para 20253.
Ventas de vehículos eléctricos e híbridos en México, de 2016 a 20213
Con la marea de este tipo de vehículos, se asoma en la mesa un mal que tanto ha aquejado a la industria automotriz y a los consumidores: Seguridad. Esta palabra, que, hasta la aparición de la NOM-194-SCFI-2015, significó en varios estratos del mercado vehicular un ente misterioso y desconocido, y con la salida de productos como el Nissan Tsuru y la aparición de nuevos modelos anunciando “¡hola! tengo más bolsas de aire”, significaría que finalmente tenemos un cambio en políticas y ética en los diferentes fabricantes para los productos automotrices que se ofertan en nuestro país. Pero lamentablemente, según un estudio del Poder del Consumidor, hasta 2021 aún existen 46 modelos nuevos que no cumplen con lineamientos de la OMS y representan casi el 96% de las ventas en el país4.
¿Qué tanto estiraran las marcas el cumplimiento de la NOM 1944?, ante el cambio en el paradigma de impulsión, se ve obligado y necesario que la seguridad no sea un accesorio o un argumento de venta, sino una política rígida y obligatoria para un producto que representa grandes cifras de uso en la población. Los vehículos eléctricos – y sus variantes- deberían de contar con estos sistemas tal cual como un vehículo debe contar con 4 ruedas, por mencionar un ejemplo muy simple.
Hace unos días, el canciller Marcelo Ebrard abordó las mesas de electrificación de la movilidad de EU a bordo de un Zacua5, presumiéndolo como un vehículo eléctrico “mexicano”, mientras que Nazareth Black (CEO de la marca) al ser cuestionada sobre la falta de bolsas de aire en dicho vehículo, respondía a usuario en redes sociales: “son opcionales” y “todo es opcional en esta vida”, lo cual es preocupante en una marca que el mismo canciller ya puso en primera plana.
Buscando mayor seguridad de los vehículos que nos venden en el país, es cuestión de rayar con línea roja este último hecho y también el problema de los semiconductores, en donde se ha incluso sugerido reducir algunos sistemas en los vehículos fabricados para amortizar la escasez de los chips, poniendo en grave predicamento los sistemas de seguridad, tan castigados tradicionalmente en nuestro mercado mexicano. Como se puede leer, tenemos una gran oportunidad con la seguridad y la electrificación del vehículo, y es esperanza de este académico, que, en la postura de vender y ganar mercado, los vehículos eléctricos no sufran del mismo predicamento de seguridad que tradicionalmente sus antepasados de combustión interna han sufrido.

1- https://www.motorpasion.com.mx/industria/ventas-autos-mexico-2021
2- https://www.clusterindustrial.com.mx/noticia/4092/venta-de-vehiculos-electricos-e-hibridos-ha-crecido-mas-de-200-en-mexico
3- https://www.elfinanciero.com.mx/empresas/2022/02/10/buscas-auto-estos-son-los-vehiculos-nuevos-reprobados-por-seguridad-en-mexico/
4- https://la-lista.com/mexico/2022/02/09/sabes-que-tan-seguro-es-tu-auto-el-poder-del-consumidor-te-lo-muestra
*Ingeniería Industrial y Diseño Automotriz
UPAEP
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