Cada año se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, desde 1999, fecha que sirve para publicar por diversas plataformas un recordatorio de solidaridad hacia quienes la padecen.
Las cifras por sí mismas son reveladoras, ya que son muestra de una sociedad en la que prevalecen los comportamientos violentos en contra de las mujeres, sin que existan políticas públicas efectivas para disminuir los números negativos.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021 del INEGI reveló que las mexicanas que fueron víctimas de violencia a lo largo de su vida y han contado su experiencia oscila en el 68.3 por ciento, es decir, que el porcentaje puede ser mucho mayor.
Los esfuerzos de quienes se encargan de construir en nuestro país las políticas públicas relacionadas a la eliminación de la violencia se han limitado a esconder los datos más extremos contra la mujer, que incluyen el feminicidio.
Es cierto que la solución a este problema es multifactorial, e incluso, debe pasar por la educación básica hasta llegar al plano cultural, ya que la familia tradicional mexicana fomenta de diversas formas la desigualdad de género.
El avance para erradicar la violencia ha sido limitado y la actuación en muchas ocasiones, solamente se queda en los buenos deseos, aprovechando la coyuntura.
El INEGI informa al respecto que existe un crecimiento sostenido en los asesinatos de mujeres anualmente, tan solo en 2021 fueron 4 mil 2, la cifra más elevada de los últimos 31 años.
Este dato es importante porque hace evidente que a pesar de la existencia de las instituciones creadas para proteger a la mujer, de declaratorias de Alerta de Violencia de Género que en 2019 se estableció en 50 municipios de Puebla, y de los esfuerzos a través de diversos programas, nada ha dado resultado.
Tal vez el enfoque para solucionar el problema no ha sido el adecuado y menos si se van desmantelando opciones de ayuda como refugios para mujeres que servían como lugares seguros para quienes no tenían a donde ir.
Sabemos que al menos, siete de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia en México, las cuales podrían estar en cualquier lugar: en nuestra familia, centro de trabajo, escuela o vecindario.
No sirve pedir ayuda si no existe empatía, y tampoco las instituciones y políticas públicas cuando no dan resultados, debe ser planteado un cambio radical en la estrategia para verdaderamente eliminar la violencia de género.