Ricardo Salas Monroy*
El pasado 14 de noviembre se conmemoró el día internacional de la Diabetes, las emergentes necesidades en diabetes y obesidad nos hacen constantemente recomendar en consulta: “Debe de realizar ejercicio físico y llevar un plan de alimentación saludable”, palabras más, palabras menos. Pero ¿nosotros lo llevamos a la práctica?, y es que detrás de todas nuestras intenciones para que un paciente mejore su estado de salud no está el mejor ejemplo llevado a la práctica, y no se trata de decir que lo hacemos a medias tintas, sino que de verdad estemos apegados a las recomendaciones sanitarias para que lo que predicamos sea el mejor ejemplo.
De acuerdo con la International Diabetes Federation, en nuestro país existen 14 millones de personas que viven con esta condición, por si fuera poco en cifras según el Atlas Mundial de la Obesidad, en la próxima década habrá cerca de 6.7 millones de personas entre los 5-19 años con problemas de obesidad, no hace falta mencionar un ejemplo, miremos a nuestro lado y encontraremos colegas que hacen todo lo contrario a sus indicaciones en consulta, ya sea consumiendo alimentos y bebidas con alto índice calórico en cantidades inadecuadas o con signos claros de sobrepeso por falta de actividad física.
¿Qué haríamos si nos cuestionará un paciente?:
-Dr, ¿Cómo se organiza para llevar un plan de alimentación equilibrado?
-Dra, ¿Usted qué tipo de entrenamiento realiza a la semana?
¿Cuántos de nosotros podríamos contestar con seguridad y certeza que tenemos cuidado sobre nuestra salud física y metabólica? Ahora imaginemos que por diferentes circunstancias, enfrentemos un diagnóstico de diabetes y un paciente preguntará:
-¿Usted que hizo para prevenir esta enfermedad?
¿Qué contestarían?
-Si claro, estuve realizando actividad física 3-5 veces por semana, cuide el tipo de alimentos que consumía y estuve realizándome chequeos constantemente para revisar mi funcionamiento metabólico.
-No, la verdad no tuve cuidado alguno, consumía bebidas azucaradas constantemente, me gustaba comer varias piezas de pan, no realizaba ningún tipo de ejercicio ni tampoco actividades al aire libre. También fumaba en exceso y no le di importancia a mis niveles de sueño y descanso.
México tiene el lugar número cinco entre los países con mayor prevalencia de obesidad, y se prevé que en un plazo mayor a diez años, la población adulta mexicana con obesidad represente el 36.8%, es decir, más de 35 millones de personas. Este dato nos tiene que llevar a la toma de acciones inmediatas para no pertenecer a esas cifras, y si en diez años somos parte de ese porcentaje, demos por hecho que fuimos informados y advertidos de todas las formas y medios posibles.
Entonces queda por reflexionar ¿Qué hacemos por ser dignos representantes del cuidado de la salud?

*Coordinador de la Clínica de Fisioterapia de la Upaep