Por: Dr. Juan Carlos Botello
Si bien es cierto que en los últimos tres años hemos vivido a nivel mundial tiempos difíciles debido a la pandemia de COVID-19 y muy recientemente por la invasión rusa a Ucrania, ahora, también debemos considerar el endurecimiento de las condiciones financieras. De acuerdo al reporte “Perspectivas Económicas Las Américas” del Fondo Monetario Internacional, para este 2023 se esperan condiciones económicas desfavorables derivadas principalmente por presiones inflacionarias por la adopción de políticas expansivas (aumento del gasto público y reducción de impuestos en algunos casos), el repunte de la demanda y el efecto negativo en los precios de la energía y los alimentos. Aunque el crecimiento del PIB mundial para 2023 será del 2.7%, la región tendrá en promedio un crecimiento del 3.7% pero habrá países o zonas que enfrenten una mayor desaceleración económica como el T-MEC, dónde, E.U.A. crecerá 1%, Canadá 1.5% y México 1.2%. Otro país que se verá seriamente afectado es Brasil que crecerá al 1% pero el reporte destaca que Chile tendrá un decrecimiento del 1% junto con otros países como Rusia (-2.3%), Italia (-0.2%), Alemania (-0.3%), Suecia (-0.1), Sri Lanka (-3%).
A lo largo de 2023, se espera que se pueda dar una baja en los precios de las materias primas, sin embargo, esto no quiere decir que la situación mejorará de manera inmediata ya que los gobiernos tendrán que enfrentar el disgusto social e implementar medidas que coadyuven a la población a mejorar su situación. Para el caso particular de México, el gobierno ha optado por el incremento del salario mínimo, así como el incremento de las pensiones para adultos mayores, pero éstas acciones quedan fuera de un escenario donde pudiera haber un apoyo fiscal para la población y las empresas en general que pudiesen contribuir al crecimiento y desarrollo económico. Al contrario, se incrementó el IEPS que directamente contribuirá para seguir con los altos precios de los productos y servicios. La realidad es que el gobierno no es un coadyuvante para el progreso, más bien, asume un rol donde lo que más le importa es seguir con su estrategia política de repartir dinero a los más pobres para seguir contando con su voto y mantenerse en el poder.