Las elecciones en el Estado de México y Coahuila nos dejan una profunda reflexión para quienes tenemos el alto honor de dirigir un partido de oposición política.
A pesar de que nuestra coalición ha luchado en todos los frentes para mantener el equilibrio democrático, pugnando porque la constitución y la institucionalidad que han dado viabilidad al país, no se rompan, no se ha logrado convencer al electorado de participar en este importante acto de responsabilidad cívica.
Hoy, la intromisión en los procesos electivos de los funcionarios públicos de la 4T es tan descarada que el propio presidente de la República ha hecho llamados al voto desde los canales oficiales del Gobierno, a su vez, actores políticos ajenos al Estado de México operaron a favor del oficialismo, según dieron a conocer medios de comunicación el pasado domingo.
Aún con todas estas tropelías la diferencia en votos entre la coalición «Va por México» y «Juntos Hacemos Historia» es de 1.55 por ciento en ambas entidades, con 3.4 y 3.5 millones de sufragios, respectivamente.
Nuestra candidata Alejandra del Moral Vela, hizo una gran campaña, ella es una mujer valiente, inteligente que logró reducir la brecha en las preferencias electorales a sólo un dígito cuando muchos auguraban una diferencia superior.
Lamentablemente no se notó el apoyo del primer priista del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, a quien se le olvidó que gracias al Partido y a su militancia fue gobernador.
Aclaro, esto no quiere decir que el reclamo sea para que el mandatario utilizara recursos públicos y el aparato del estado, sino que mostrara el apoyo a su Partido al menos en un evento, porque la militancia no puede ser un tema de vergüenza o conveniencia, las convicciones de un priista son las que nos distinguen de otros institutos políticos.
Al darle la espalda a Del Moral Vela, quien pronto será exgobernador habrá sepultado su propia historia, aquella que inició su abuelo Alfredo del Mazo Vélez, quien fue gobernador del Estado de México (1945-1951) y continuó su padre Alfredo del Mazo González, ocupando el mismo cargo (1981-1986).
A diferencia de Del Mazo, Miguel Riquelme Solís, gobernador de Coahuila, ejerció sus derechos políticos haciendo presencia en los actos de campaña de nuestros candidatos, respetando siempre la normativa electoral, sin que esto significara una distracción de sus actividades como mandatario, sin duda él es un priista agradecido con el Partido que le dio todas las oportunidades de servir a las y los coahuilenses.
Desafortunadamente vemos con tristeza que varios que en su momento fueron gobernadores por el PRI desprestigiaron al Partido, dejándonos a esta generación la carga moral y política de sus abusos, mismos que no sólo quedaron impunes, también fueron recompensados con cargos diplomáticos, ¡esto solo se puede lograr en la 4T y su «manto purificador» que los redime de sus corruptelas!