Ernesto Ordaz Moreno
“… Si se investiga en qué consiste precisamente el mayor bien de todos, que debe ser el fin de todo sistema de legislación, se hallará que se reduce a estos dos objetivos principales: la libertad y la igualdad” (Jean Jacques Rousseau)
Todos hemos escuchado la palabra “diputado” pero pocos conocemos cuál es su función real, incluso algunos consideran que su trabajo implica gestoría. ¿Por qué razón descuidamos el conocer y elegir a las personas que imponen los impuestos y quienes facilitan u obstaculizan una actividad económica?
La apatía radica en el desconocimiento, en la falta de información de los electores; no saben de la trascendencia e importancia de participar en la elección de sus diputados, desconocen cuales son las funciones de este cargo público y, por ende, lo que pueden realizar, es decir, cual es la naturaleza de la encomienda de un diputado, para el efecto de poder exigirles que cumplan con sus obligaciones constitucionales.
En la percepción general, se considera vigente el pensamiento de Donatien Alphonse François de Sade (Marqués de Sade) quien señalaba: “La ley sólo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo…”. En adición a este pensamiento, se observa la sobrerregulación, lo que genera un exceso de leyes que provocan trastornos y complejidades, el desprecio a la ley o la ignorancia a ésta, dado que, por lo regular, obstaculiza la libertad e igualdad que tanto se protege en la Constitución (Diego de Saavedra Fajardo) o bien, se modifica con tanta facilidad la ley, incluso, la Constitución General, provocando que la población no guarde el más mínimo respeto al orden jurídico.
En ese sentido, ¿por qué el sistema político conserva la figura de los diputados? Un diputado representa a un grupo de ciudadanos de un distrito, de una región, en el órgano colegiado que se encarga de elaborar y revisar las leyes que nos rigen denominado Cámara de Diputados. No importa del partido que haya sido propuesto y electo, al obtener la curul o silla dentro del Congreso, representa a todos los ciudadanos del distrito, y se debe a ellos.
Por ende, debe mantener una comunicación constante con el electorado del distrito para informarles qué normas se están revisando, cuales van a ser los aspectos económicos de ellas, y de qué manera les van a afectar, dado que el diputado los representa, se trata de su voz y voto dentro del sistema político. El objetivo del representante popular es que sea escuchada esa parte de la ciudadanía en la creación o revisión de la ley, para que se obtenga una norma sencilla, general e impersonal, que sea fácilmente comprensible para todos y se obedezca.
A efecto de ser electo diputado se requiere acreditar: a) ser ciudadano mexicano, por nacimiento, en ejercicio de sus derechos; b) tener veintiún años cumplidos el día de la elección; c) ser originario de la entidad federativa en que se haga la elección o vecino de ella con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha en que se celebren los comicios; d) no estar en servicio activo en el Ejército Federal ni tener mando en la policía o gendarmería rural en el distrito donde se haga la elección, cuando menos noventa días antes de la votación; e) no ser titular de los órganos constitucionales autónomos (Instituto Nacional Electoral, Comisión Nacional de Derechos Humanos, Banco de México, Fiscalía General de la República, Instituto Federal de Comunicaciones, Comisión Nacional de Competencia Económica, Instituto Nacional de Transparencia, entre otros); ni ser titular de los organismos descentralizados o desconcentrados de la administración pública federal (Petróleos Mexicanos, Comisión Federal de Electricidad), a menos que se separe 90 días antes de la elección; no ser Ministro de la Suprema Corte de Justicia ni Magistrado o Secretario del Tribunal Electoral o Consejero, Secretario Ejecutivo del Instituto Nacional Electoral salvo que se separe tres años antes del día de la elección; ni ser gobernador de la entidad donde participaría para ser electo; f) No ser ministro de algún culto religioso; entre otras.
Como se observa, no se requiere una especialización determinada, sólo ser un ciudadano que no ocupe posiciones de poder en la estructura de gobierno. Sin embargo, su importancia es sustancial. Los diputados son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de su cargo, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas; pueden ser reelectos hasta por cuatro periodos consecutivos, perciben un sueldo que se denomina “dieta” y su facultad más importante es la de contar con el derecho de iniciar leyes o decretos, y por ende, como parte del órgano colegiado participa en temas directamente relacionados con imponer contribuciones necesarias para cubrir el presupuesto, lo referente a la deuda pública, para declarar la guerra, determinar el presupuesto de egresos, revisar la cuenta pública para evaluar los resultados de la gestión financiera, comprobar si se ha ajustado a los criterios señalados en el Presupuesto y verificar el cumplimiento de los objetivos contenidos en los programas.
En ese sentido, a los diputados no se les debe cuestionar su eficacia en razón del número de proyectos de ley que presente, sino en el cuidado que tenga al aprobar las normas y en vigilar que las existentes funcionen correctamente e incluso proponiendo eliminar muchas de las leyes existentes por ineficaces, siendo la voz que explique al electorado de su distrito las razones por las cuales se adoptaron las decisiones o la manera en que les afectará una ley en particular.
Elegir correctamente a un diputado será el parteaguas de una nueva visión de la política. Establecer menos leyes, pero más eficaces y sencillas para su cumplimiento, que mantenga comunicación directa y permanente con los electores de su distrito, que promueva leyes porque se trate de hechos justos (Montesquieu) y erradique el concepto de que las leyes son como las telas de araña, que pasan las moscas grandes y quedan enredadas sólo las pequeñas (Honoré de Balzac); provoca cumplir con la ley, a la legitimación de éstas, a que la ciudadanía comprenda, se interese y participe más en política. Que las decisiones políticas importantes, reflejadas en leyes, queden en manos de Diputados mejores.