Leopoldo Altamirano
Normalmente nos congratulamos cuando el antivirus en nuestra computadora o tableta nos dice que acaba de actualizar su base de virus existentes porque nos da la sensación de seguridad y de que estamos bien protegidos. Esto podría cambiar radicalmente en un futuro cercano.
De acuerdo a estudios y noticias recientes los hackers también se actualizan y ahora están haciendo uso de algoritmos basados en inteligencia artificial para planear sus ataques y no solo generando un nuevo virus, sino determinando en el momento, esto es en tiempo real, la estrategia de entrada no autorizada a un sistema.
Este cambio de paradigma obliga a las empresas que producen los antivirus a cambiar la defensa de un sistema. Ya no se pueden basar solamente en la búsqueda de patrones característicos de un virus, sino también tienen que hacer uso de algoritmos basados en inteligencia artificial para defender al sistema en cuestión, esto es inteligencia artificial buena contra inteligencia artificial mala ¡ups!
La estrategia de este tipo usada para atacar a un sistema es empezar a observarlo con un software introducido en la computadora, que en principio no es dañino, sino que se encarga de registrar y analizar varios de los patrones de conducta del sistema para descubrir sus puntos vulnerables y en el momento apropiado romper la seguridad del sistema.
Debido a que el software espía no es un virus, este no es detectado por los antivirus. Para cuando estos se dan cuenta de que algo no está bien en el sistema, muchas veces ya es tarde e información valiosa ya ha sido robada o el sistema en su totalidad ha sido comprometido.
Por su puesto hay remedio para este tipo de ataque conocido como supply chain attack o ataque a través de la cadena de proveedores. Un caso de estos se dio a conocer apenas hace un mes siendo el gobierno de Estados Unidos la víctima en esta ocasión.
Este tipo de incidentes nos recuerda la dicotomía filosófica de las cosas que producimos o que tenemos alrededor, una piedra puede servir para construir una casa o puede servir para dañar a alguien también.
En esta situación cae también la inteligencia artificial, en consecuencia es obligación de la sociedad y los expertos en IA velar por el uso benéfico de esta tecnología.