Transmisiones de futbol van y vienen, pero La pobreza lingüística de los cronistas sigue ahí. Qué tiempos aquellos los de Ángel Fernández, el creador de frases tan pegajosas como “el juego del hombre” o “para todos los que quieren y aman el futbol”, así como de figuras literarias que describían un gol de tiro libre como “un obús candente de los que dispararon con encono en la guerra franco-prusiana”.
Los cronistas de televisión se limitan a narrar y describir las jugadas como si lo estuvieran haciendo para invidentes: “Fulano se estira y para el balón”, “Zutano sale de la cancha y hace un berrinche”. Estas dos acciones el público puede verlas claramente, y mejor, en su pantalla. Entonces, ¿para qué abundar? ¿No se supone que la crónica televisiva se hace para enriquecer lo que el público ve, no para decirle lo que está viendo?
Por lo que hace al radio, es al revés: los cronistas ya no son tales, sino se han vuelto comentaristas, de suerte que el radioescucha no se entera de las jugadas, de los movimientos del balón, de las acciones de los futbolistas. Se entera, hasta la saciedad, de las fobias y filias de los cronistas-comentaristas. Éstos olvidan que en la radio no se ven las acciones; hay que hacer que los oyentes se las imaginen a partir de la magia de la voz y de los sonidos ambientales.
Pero a esta falta de capacidad y creatividad narrativas y descriptivas hay que añadir algo más: la repetición hasta la saciedad de añejos vicios que siguen ensuciando el idioma español con formas innecesarias. Verbigracia: el portero no “recibe” el balón, sino “lo recepciona”; y los jugadores no “se abren” en la cancha, sino “se aperturan”; por si fuera poco, se repite hasta el cansancio la palabra “rechace”, en vez de “rechazo”, es decir, usando un verbo por el sustantivo correspondiente.
Gracias, y hasta el próximo jueves.
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* Lic. en Letras españolas. Escritor, autor de cerca de 40 libros. Conferencista.